Bella madrugada, once de Agosto del año cuarenta y siete,
una estrella deslumbraba en el cielo azul celeste.
Era una noche tranquila y calurosa de verano,
y una doncella muy linda mostraría al mundo su encanto.
Aquella estrella fugaz que iluminó el firmamento
era un aviso feliz del bello acontecimiento.
Pues no era simple doncella la que esa noche naciera;
sería una gran mujer, que Dios al mundo trajera.
Ella sufrió, en su infancia, vejaciones de otros seres,
más con su valor sublime se apoyó en otros poderes.
Y promete superarse soportando las desdichas,
para hacerse gran mujer y ofrecer al mundo dichas.
Se hizo mujer, y la felicidad no la acompaña en su vida,
serían cosas del “destino” para darle más “valía”.
Más la suerte a ella la obsequia con dos lindas criaturas que la acompañan y adoran quitándola así amarguras.
Como todo en esta vida no es eterno, por fortuna,
y con valor de guerrero va venciendo las batallas una a una.
Porque aquella noche azul de veranos calurosos,
Dios la enviaba a la Tierra para hacernos más dichosos.
Muchas felicidades Alex (11-8-1984)
* Hemos de puntualizar que cuando Alejandro, su Alma Gemela, le escribió este poema tan hermoso (“Noche de Esperanza”), a Esperanza el día de su cumpleaños en aquel entonces, era dirigido del cosmos y escribían los seres de la luz a través de él, aunque él, en vida, no era consciente de ello, y no sabía ni lo que estaba escribiendo. Estaba siendo dirigido.